miércoles, diciembre 17, 2008

ENTREVISTA AL DOCTOR ALLOZA



Hace dos años inicié este blog y aunque no he sido muy constante, vuelvo a la carga con los artistas que más me impresionan o con las reflexiones que me acercan al espíritu de la creación. La creatividad está en todo...pero sin duda, se genera en el pensamiento. Es por ello que tras dos años de la publicación de “No llores por ser mediocre” he decidido entrevistar al Doctor Alloza como una terapia para entender por qué no todos somos genios (cuando nos gustaría) y que pasos debe seguir un pobre mortal cuando toma conciencia de sus limitaciones. Forma parte del crecimiento como personas y como artistas y forma parte del proceso de entender dónde estamos. Para el autor “el hambre de lujo y comodidad conduce a la anorexia del conocimiento” y la vanidad “es simple falta de cultura”. Es un pensador que ha estudiado los valores del mundo en el que estamos y le da una vuelta de tuerca a las neuronas para saber qué nos pasa.


1- Doctor, ¿Qué tanto por ciento de la población somos mediocres?.
Todos. Aunque hay varios tipos. Pueden ser cultos o incultos, trabajadores o perezosos, ambiciosos o sin ambición. Es aleatorio.

2- Entonces, ¿Cuál es la causa de tanto sufrimiento?.
Querer salir de la mediocridad. Lo intentamos a través del dinero, el poder, la cultura o la fama.

3- ¿Cuál sería la edad crítica, aquella en la que uno descubre que es mediocre?.
Entre los 40 y los 50. El individuo ha tenido una serie de fracasos que le ha hecho caer en esta idea.

4- ¿Qué le parece el auge de los libros de auto-ayuda?.
Que son libros para intentar suprimir lo que consideran un defecto. El mío habla de conformarse, ser mediocre no es un defecto en sí.

5- ¿El sufrimiento del hombre viene por compararse con los demás?.
Sí. Cada individuo tiene su vida pero todas se parecen mucho. Si intentamos comprendernos, nos uniríamos y nos ayudaríamos más.

6- ¿Es el refugio intelectual una salida?
Personalmente sí. Pero porque soy más bien de sensibilidad que de vitalidad. No soy de una esplendidez fisiológica.

7- ¿Qué recomendaciones haría al que se quiera acercar a la sabiduría?.
Es fundamental haber leído a unos cuantos sujetos o sobre ellos: Buda, Jesús, Horacio, Lucrecio, Flauvert, Ortega y Papini.

8- ¿Qué pesa más en su obra, su experiencia como médico o sus conocimientos como filósofo?
Para curar el dolor físico están los médicos pero para el malestar del espíritu, los filósofos.

9- ¿Cuál es la sentencia más inspiradora de cuantas ha analizado?.
“Llega un momento en que tenemos miedo de morir. En ese momento, despreciamos la vida y todo el espectáculo de este mundo. Puede que en un momento de desesperación queramos quitarnos la vida, olvidando que todo esto ocurre porque tenemos miedo a morir”. Lucrecio.

10- ¿Cuándo es el momento de iniciarnos en estas lecturas?
No se pueden tener veinte años para entender a Horacio. Si lo leyeran, no le harían ningún caso. Pero yo me empecé a interesar por el mundo del pensamiento a los 16, cuando descubrí a Ortega y Gasset.

11- Una de las reflexiones que aparece en la obra es “La presencia disminuye la fama”. No parece vigente hoy en día cuando la fama se conquista en base a la repetición, al número de veces que aparece en los medios y en eventos promocionales.
Lo que quiere decir esa frase es que cuando tratamos con grandes hombres, vemos que sólo son hombres. El mito cae.

12- ¿Es el término “plataforma sentimental” la mayor aportación de su pensamiento?.
Es la base para comprender nuestras decisiones. El llamado “punto de vista” lo que determina son nuestras aptitudes. Al final, cualquier opinión es una decisión emocional, es el impulso sobre lo intelectivo. La gente cree que existen las facultades como la voluntad, la inteligencia o los impulsos que son resultantes, nunca facultades inmanentes.

13- ¿Dónde está la frontera entre hacerse preguntas, ser un pensador o un neurótico?
Me viene a la mente los personajes que encarna Woody Allen. ¿En qué punto empieza a ser enfermiza la introspección?.
Si las circunstancias del hombre sensible son buenas, deviene en un pensador; si son malas, en un neurótico.

El Doctor Alloza augura que los psiquiátras serán los grandes beneficiados en tiempos de crisis y nos recuerda la frase que mejor retrata su perfil: “Yo solo soy un niño que gime en la oscuridad de la noche, sin otro lenguaje que un gemido”.
Pero su visión no es tremendista, si no cargada de humor. R.J.Alloza crea el término “eutanasia fría” cuando habla de la congelación de las pensiones, nos recuerda que “los psiquiatras son las rameras del alma” y los humoristas “los únicos pensadores serios que conozco”. El autor considera que “la filosofía es la cocaína de los hombres honrados” y que tenemos vacío existencial porque “comemos demasiado y demasiado bien”.
Para todos aquellos que aún no lo tengan, les recuerdo que en la Librería Castellana 45 pueden adquirirlo o encargarlo desde cualquier punto de España.

En Mallorca, Llibres Colom y librería El Globo.

LOS MAESTROS: JOSÉ ANTONIO MALDONADO Y PACO MONTESDEOCA



Llevo meses haciendo análisis de los presentadores del tiempo a los que admiro y tratando de explicar a los lectores, en qué reside la difícil tarea de presentar el tiempo. Para cerrar esta gesta y seguir buscando otras fuentes de inspiración, siento que tengo que hacer un homenaje a José Antonio Maldonado y Paco Montesdeoca. Hace un tiempo que dejaron la pantalla, hace unos meses que ya no forman parte del día a día del espectador. Dicen que el televidente es cruel, que olvida rápidamente un rostro para sustituirlo por uno nuevo que entra a formar parte de su vida cotidiana. Pero hay personajes inigualables, que han escrito la historia de la televisión y que tienen carisma.

Algo de lo que adolecen los nuevos rostros que están surgiendo en los últimos tiempos. Paco Montesdeoca encarna el humor y la alegría. Los que lo han visto a través de la pantalla, han podido percibir esas ganas de vivir, esa cercanía elegante, la manera de contar las cosas de manera sencilla pero directa, la simpatía sin fingimiento, la fluidez en la manera de narrar. Un artista de la comunicación del que se puede aprender pero al que no se puede imitar. Una inspiración. Tan auténtico y de verdad como lo han visto en pantalla. Era “el tiempo” con garantías y era la televisión cuando la hacían profesionales. José Antonio Maldonado era el rigor, la entrega, la meticulosidad. Generaba confianza en el espectador, lo vinculaba a la información, traducía los datos en condiciones concretas, daba la dimensión justa a cada fenómeno. Jamás jugó con el sensacionalismo ni la espectacularidad. Ponderaba los registros y las previsiones y no alimentaba alarmismos falsos. Elegante, con clase, imponía una autoridad protectora. Todo eso lo veía el público. Pero lo que a lo mejor no saben es que era un jefe justo, honrado, noble, sincero y trabajador. Un privilegio haber trabajado con ellos. Nos han dado veinte años de lecciones y yo compartí diez de ellos con su compañía inigualable.