miércoles, diciembre 17, 2008

LOS MAESTROS: JOSÉ ANTONIO MALDONADO Y PACO MONTESDEOCA



Llevo meses haciendo análisis de los presentadores del tiempo a los que admiro y tratando de explicar a los lectores, en qué reside la difícil tarea de presentar el tiempo. Para cerrar esta gesta y seguir buscando otras fuentes de inspiración, siento que tengo que hacer un homenaje a José Antonio Maldonado y Paco Montesdeoca. Hace un tiempo que dejaron la pantalla, hace unos meses que ya no forman parte del día a día del espectador. Dicen que el televidente es cruel, que olvida rápidamente un rostro para sustituirlo por uno nuevo que entra a formar parte de su vida cotidiana. Pero hay personajes inigualables, que han escrito la historia de la televisión y que tienen carisma.

Algo de lo que adolecen los nuevos rostros que están surgiendo en los últimos tiempos. Paco Montesdeoca encarna el humor y la alegría. Los que lo han visto a través de la pantalla, han podido percibir esas ganas de vivir, esa cercanía elegante, la manera de contar las cosas de manera sencilla pero directa, la simpatía sin fingimiento, la fluidez en la manera de narrar. Un artista de la comunicación del que se puede aprender pero al que no se puede imitar. Una inspiración. Tan auténtico y de verdad como lo han visto en pantalla. Era “el tiempo” con garantías y era la televisión cuando la hacían profesionales. José Antonio Maldonado era el rigor, la entrega, la meticulosidad. Generaba confianza en el espectador, lo vinculaba a la información, traducía los datos en condiciones concretas, daba la dimensión justa a cada fenómeno. Jamás jugó con el sensacionalismo ni la espectacularidad. Ponderaba los registros y las previsiones y no alimentaba alarmismos falsos. Elegante, con clase, imponía una autoridad protectora. Todo eso lo veía el público. Pero lo que a lo mejor no saben es que era un jefe justo, honrado, noble, sincero y trabajador. Un privilegio haber trabajado con ellos. Nos han dado veinte años de lecciones y yo compartí diez de ellos con su compañía inigualable.